Diez novelas nuevas (I)

Él la acompañó a Río de Janeiro. No era posible entrar en el agua porque había alerta de tiburones cerca. Caminaron toda la mañana. Habían discutido la noche anterior y esta mañana se habían reconciliado después de haber hecho el amor.
Comieron bananas en la orilla del agua. A la tarde fueron de compras. Y a la noche fueron a comer feijoada.


Después caminaron un rato más por Leblon, volvieron al hotel, hicieron nuevamente el amor, bien, como siempre. Cuando él ya estaba dormido, a las dos de la mañana, le disparó tres balazos en la cabeza y lo mato. Después ella cambió de identidad y escapó.


No hay comentarios: