Diez novelas breves (III)
Ella y él comenzaron un vuelo tripulado hacia los anillos de Saturno. Era invierno. Y el viaje tardaría varios meses. La idea era que él salieran de la nave para instalar un super telescopio que permitiese estudiar los misterios de los Anillos de Saturno.
Durante el viaje cumplieron con todas las rutinas: limpiaban la nave y echaban los residuos en un depósito blindado; desayunaban, comía y cenaban puntualmente la alimentación que les habían provisto con las nutrientes necesarias. A veces hacían el amor dos veces por día: él sobre ella, ella sobre él, y a veces parados, hasta terminar. Creo que podría decirse que eran felices.
Fueron pasando los meses y las rutinas eran las mismas: dormir, desayunar, limpiar y hacer el amor. Algunas veces, por razones diversas, no lo hacían.
Por fin llegaron a la distancia necesaria de los anillos para instalar el super telescopio.
En esta ocasión, este no era el primer viaje a las estrellas que compartían, decidieron que ella saldría al espacio sin gravedad para instalar el aparato, que de inmediato comenzó a transmitir imágenes y sonidos a la NASA. Cuándo él estuvo seguro de que ella había comenzado a trabajar cerró las compuertas de ingreso y de salida de la nave y volvió y retomó el camino de regreso a la tierra. Ella quedó sola flotando en el espacio para siempre.
Fin de la historia.
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